Mi vida tomó otro rumbo. Pobre infeliz, sin mí no va a saber qué hacer.

Hay algunos que no abren la cabeza para no perder la garantía.

No hay nada más equitativamente distribuido que la estupidez.

No existe la amistad entre el hombre y la razón.

Qué sería de la fe sin las montañas.

Soy fuerte porque me sostengo sobre toda esta debilidad.

La inteligencia debería calificar como un genital más.

No quiero ser feliz, merezco algo mucho mejor.

Vengo del futuro: todavía seguimos explicando las ironías.

La vida me dijo: «No va a pasar nada que vos quieras».