Morirse es cagarse en las ganas de matarte que tienen los otros.

Dormir es morir un poco. Morir es dormir mucho.

Las únicas cosas que podemos contar con seguridad: la muerte y los dedos.

Coquetear con la muerte y no morirse es de histéricos.

Morirme es lo último que haría.

Siempre me imaginé el purgatorio como una sala de espera sin revistas.

El gimnasta perfeccionó tanto su técnica que aquel fue su último salto mortal.

Los matemáticos mueren en ajustes de cuentas.

Morirse es no contar el cuento.

Más que epitafios me gusta dejar mensajes para el arqueólogo.